HIM: Más allá de los lulz (y el día ocho del experimento de los limones)

Actualización: el experimento de los limones continúa aquí.

Mi excursión de hace una semana para ver HIM: Más allá de la Luzy el pequeño experimento con limones, inspirado por las afirmaciones en torno a esta película- han provocado, sobre todo, risas y diversión. Y es lo que uno esperaría, sabiendo que el asunto involucra cinematografía chafa y experimentos (también chafas) con fruta. No me estoy quejando: el ridículo es una de las armas más importantes cuando uno trata este tipo de temas.

Pero no todo es ridículo y risas. Hay cosas más serias que se pueden decir sobre esta especie de video-home venido a más y lo que representa.

La gran mayoría de las reseñas que he leído acerca de esta película coinciden en una cosa: las actuaciones son malas, el guión es terrible, la edición y los valores de producción son abismales.

Y yo no podría estar más de acuerdo con ello: si un científico loco reuniera en una habitación a cien simios con cien cámaras y cien micrófonos, podrían pasar cien años y los primates no lograrían hacer algo de una calidad tan mala como HIM: Más allá de la luz.

Pero hasta ahí llega mi acuerdo con las reseñas, que repiten de forma automática y sin un ápice de escepticismo la afirmación de los productores de la película acerca de su supuesta base en hechos reales.

La propaganda oficial de René Mey, el sujeto que sirve de inspiración al filme, lo describe como un humanista, vidente y sanador que ha establecido cientos de centros humanitarios en algunos países de África y en nuestro país, y que es poseedor de increíbles dones. Y las mismas afirmaciones son repetidas por los medios, sin el mínimo esfuerzo por verificarlas independientemente.

Este autoproclamado sanador y vidente, de acuerdo al semanario francés L’Express, ha exagerado sus supuestas actividades humanitarias en Costa de Marfil y Madagascar -y ha minimizado otros episodios de su vida menos halagadores: dudosos tratos de bienes raíces y más de dos años en prisión por agresión, secuestro y extorsión.

Por otro lado, encontrar alguno de los centros humanitarios es una tarea notoriamente difícil, lo cual pone en duda la afirmación de que hay seiscientos de ellos sólo en nuestro país.

Respecto a los famosos y elusivos centros, un detalle curioso: en una escena del filme, un burócrata enfrenta al personaje basado en Mey y le dice que debido a las regulaciones sanitarias no podrá abrir sus centros de salud. El sanador pregunta si cambiar su nombre a centros humanitarios le permitirá abrirlos, a lo que el burócrata asiente. Es práctica común de los charlatanes usar eufemismos para escapar de las regulaciones, aunque uno se pregunta por qué se le ocurrió al guionista revelar esta táctica.

Ahora bien, ¿qué hay de los supuestos poderes de René Mey? Al principio del filme se afirma que todos los fenómenos representados en el son completamente reales. Y las hazañas de las que es capaz este sujeto no son pocas. Algunos ejemplos:

  • Detener a voluntad su corazón durante más de diez minutos.
  • Leer un grueso volumen sobre biología celular con tan sólo hojearlo por unos segundos, y a continuación emitir una devastadora crítica acerca de su obsolesencia.
  • Detener -a distancia y sólo con el poder de su mente- un vehículo robado, segundos antes, por un par de estereotípicos maleantes.
  • Curar el cáncer pulmonar. Con las manos.
  • Despertar a una mujer de un estado de coma.
  • Durante su meditación, transportarse a una lejana playa en donde defiende a una mujer de sus también estereotípicos atacantes.

Usemos el sentido común: si en realidad hubiera una persona capaz de realizar todas esas proezas, ¿cómo es que apenas nos vamos enterando? Si realmente existiera un hombre con esos poderes, no vendríamos a enterarnos de su existencia a través de una película mala y de una que otra entrevista en algún programa de radio para señoras.

En realidad, René Mey estaría en todos los noticieros, revistas, diarios, documentales de Discovery Channel y entregas de premios del mundo, incluyendo el Nobel. Pero el hombre ni siquiera tiene su propia entrada en la Wikipedia.

¿En dónde están documentadas sus hazañas? ¿Por qué mejor no producir un documental en donde aparezca Mey haciendo uso de sus poderes? Preguntas obvias, que ningún periodista o crítico ha formulado al hablar de esta cinta.

Y hablando de las reseñas, hay otro lugar común en el que todas caen: la película es mala, pero vale la pena por que tiene un mensaje muy positivo. Yo discrepo: el mensaje de esta cinta no es nada positivo.

Esta cinta es completamente anti-ciencia, al tiempo que trata de usar la ciencia para justificarse. Promueve la idea de que hay una nueva forma de inteligencia que la ciencia no puede explicar… y luego se contradice intentando explicarla científicamente, inventándose unas supuestas neuronas emocionales que se encuentran dormidas en el corazón y que, al despertar, activan los super-poderes que demuestra Mey.

El protagonista, se nos pretende hacer creer, es un científico. Un biólogo celular, para ser precisos. En una dramática (a falta de mejor palabra) escena, denuncia a la ciencia como inútil dada su incapacidad de salvar la vida del hermano de otro personaje, víctima de un accidente ocurrido años atrás.

Un biólogo celular, uno asumiría, tendría cierto conocimiento acerca de la inevitabilidad de algunas cosas, como los accidentes y la muerte. Pero en ese punto de la película ya es un verdadero creyente en la sabiduría del sanador. Por algo es el héroe de la historia.

No quiere decir que falten personajes escépticos, desde luego, pero todos son transformados por el sanador. Una incrédula mujer abre su corazón al ser despertada de un coma por el sanador. Un cínico director de laboratorio es curado de su cinismo cuando el sanador hace desaparecer su tumor pulmonar. El duro corazón de un burócrata es ablandado cuando el sanador le habla con la mente.

El mensaje -no sólo de esta cinta, sino de la plaga de gurús, maestros y sanadores que a últimas fechas parecen estar viviendo un nuevo auge- es que cualquier cosa es posible con tan sólo desearla, que lo único que se necesita para convertir a nuestro mundo en un paraíso es el amor, y que la humanidad está a punto de entrar a una nueva era en la que reinará una nueva inteligencia.

Pero amor, posible e inteligencia sólo son palabras cargadas. Son palabras que suenan muy bonito. Pero sólo eso.

La nueva inteligencia no es tal. Es simplemente pensamiento mágico y obediencia: dejar de pensar, abandonar la razón y dejarse llevar por la sabiduría del maestro -sabiduría que, desde luego, es incuestionable. El sanador que aparece en pantalla afirma, más de una vez, que el acto de cuestionar nos impide ser libres. Uno podría preguntarse si no es en realidad lo opuesto, pero eso sería cuestionar, y cuestionar, dicen, nos quita libertad.

La realidad es que el verdadero mensaje no es amor, es control y obediencia. Es la autoridad del iluminado sobre sus seguidores, la inteligencia superior que no se puede cuestionar.

¿Demasiado abstracto? Tal vez. Pero el filme -y pseudofilosofías en que se fundamente representan un peligro más tangible: personas con enfermedades graves acudiendo a este sanador con la esperanza de ser curadas milagrosamente. O peor aun: entrando a la sala de cine con la esperanza de que la energía que emana de este filme los curará.

Y hablando de la energía sanadora que supuestamente emana de esta película, dejemos la seriedad por un momento para pasar a lo que todos esperaban: el día ocho del experimento de los limones.

Esta es una fotografía tomada el día de hoy, una semana después de iniciado el experimento. Sr. Cítrico, a la izquierda, es el limón que me acompañó a ver la película. A la derecha, Roland Jr, es el sujeto de control que se quedó en casa. Den click en la imagen para verla en un tamaño decente:

Saquen sus propias conclusiones, y no olviden comentarlas.

El Experimento del Limón: Día 1

Actualización: Continuamos con este tema en esta entrada.

Pues bien, como comentaba que lo haría en la entrada anterior, el dia de hoy fui al cine a ver HIM, Más Allá de la Luz. Consideré descargarla, pero ignoro si el supuesto efecto ‘conservador de limones’ del filme sería igual de efectivo si es reproducido en la computadora.

En cuanto al filme, por el momento sólo diré una cosa: si yo fuese uno de esos video-homes piratas que venden en los puestos ambulantes y que relatan las aventuras de narcotraficantes, traileros y cholos, me sentiría profundamente ofendido si me exhibieran junto a una copia de HIM, Más Allá de la Luz. Asi de mala es esta película.

Vamos al grano: hoy al medio día, antes de salir al cine, saqué dos limones del refrigerador. Ambos fueron comprados el mismo día y en el mismo sitio.

Esta es una foto de los dos limones, antes de iniciar el experimento:

A la izquierda, el límón A, o, de cariño, Sr. Cítrico. A la derecha, el limón B o limón de control, llamado afectuosamente Roland Jr. Veámoslos más de cerca.

Como pueden ver, ambos limones se encuentran en igual estado de conservación. Antes de salir para el cine coloque cada limón en una bolsa de plástico, dejé el limón B en mi casa y me llevé el limón A conmigo. Esta es una foto del limón A antes de comenzar la función:

El limón pasó poco más de hora y media en el posavasos, ‘viendo’ la película. Ignoro que tanto le gustó.

Este es el aspecto de ambos limones al final del día 1:

¿Qué es lo que sigue? Voy a colocar ambos limones en el mismo sitio, y sacaré fotografías que iré publicando periódicamente para ir comparando su estado de conservación.

Una aclaración final: hasta hoy he utilizado el termino ‘momificación’ para referirme a lo que supuestamente le pasa al limón al recibir las buenas vibras (jo jo) emanadas del bodrio en cuestión, ya que es la palabra que han utilizado sus promotores. Pero en realidad es una palabra equivocada: un limón no puede momificarse por que no es un cadaver. De forma que a partir de este momento usaré otras palabras que expresen mejor la idea: que el limón, supuestamente, se conservará sin entrar en estado de descomposición.


¿Puede una película conservar limones? Un experimento

Actualización: el experimento continúa aquí.

«Basada en hechos reales».

Cuando se usa esa frase para promover una película, es señal casi infalible de que los hechos que relata están tan apegados a la realidad como cualquier película de Terry Gilliam… o quizás menos. Y aunque las películas que usan esa estrategia de promoción suelen tratar de casas embrujadas o exorcismos, de vez en cuando pueden tratar de gurús milagrosos cuyo mensaje puede cambiar a una nación entera.

Hace unos días, por Twitter, me pasaron este link, que lleva al sitio oficial de una película de nombre HIM, Más allá de la Luz, y me preguntaron si había recibido por correo electrónico una cadena explicando su supuesta importancia.

No había (ni he recibido) la cadena en cuestión, pero al entrar al sitio oficial, ver el trailer y leer lo que se dice acerca de este filme en otros sitios, mi primera impresión fue que se trataba de una especie de Y tú que #$%& sabes? de manufactura nacional: basta leer las palabras y frases ángeles, nueva inteligencia, nuevo ciclo cósmico, sanación, milagros para saber por donde va el tema de la película.

Además, desde luego, de la afirmación de que se trata de una historia real. Para ser más exactos, una historia real acerca de la vida y milagros de un sujeto de nombre René Mey, descrito como humanista y poseedor de asombrosos  poderes sobrenaturales: ver el futuro, pasar años enteros sin comer, comunicarse con ángeles y curar enfermedades.

Desde luego, busqué la famosa cadena que explica la importancia de este filme y esto fue lo que hallé:

Está escrito que De México nacerá una gran luz. Varios sabios lo dicen, los tibetanos lo afirman y nuestros ancestros prepararon el camino.

Creo en los mexicanos y en mi país. Todos queremos salir de la violencia, la corrupción y los problemas.

Mi nombre es Ma. Eugenia Alvarez Romo, productora  de cine y orgullosamente Mexicana¨.

Para ayudar a cambiar el estado de problemas que vivimos hoy día. Un grupo de amigos y yo realizamos una película de cine sobre una historia verdadera con altos valores humanos y capacidades extraordinarias de las que yo he podido ser testigo.

Por primera vez en el mundo se ha creado una película basada en hechos reales sobre el poder de una Nueva forma de Inteligencia con capacidades que el ser humano posee más allá de su entendimiento y que puede ayudar a transformar nuestro país y al ser humano.

Esta película te dá claves para abrir tu potencial dormido, además envía una energía de sanación al espectador a través de las facultades de un sanador y vidente (Rene Mey) quien aparece en escenas de meditación.

Hemos tenido varios testigos de sanaciones, cambios, mejorías, activación de facultades y buena vibra que se lleva el espectador después de haber visto esta película. Júzgalo por ti mismo!!!!.

Puedes intentar una experiencia: Lleva un limón al cine y guárdalo en la bolsa o mano durante toda la película. Verás que después de un tiempo se momificará y no se pudrirá durante toda tu vida.

La energía de esta película es tan grande que te puede sorprender.

Una historia real y conmovedora para toda la familia.

Quizás sea la poco alentadora situación del país, o la proximidad del año 2012, pero cada vez circula más la noción de un despertar global (lo que sea que eso signifique) que tendrá lugar en nuestro país, y este filme parece ser una consecuencia de esa idea. Y aunque la idea de que gurús iluminados anden por ahí vendiendo soluciones mágicas para los problemas no mágicos de nuestro país no me resulta nada agradable, ese no es el tema de esta entrada.

El tema son las sanaciones, cambios, mejorías, activación de facultades y buena vibra que el espectador, sin pagar extra por su boleto de entrada, supuestamente se lleva a su casa después de ver esta película.

O, más específicamente, el limón que por la influencia benigna de este filme se momificará (sic) y jamás de los jamases se echará a perder. Me llamó la atención que no sólo en la cadena, sino que en diversos sitios de internet se menciona el supuesto poder que tiene la película para conservar limones, poder que intentaremos observar experimentalmente.

Un servidor acudirá al cine el dia de hoy -7 de Junio- a ver la película de marras, y llevará consigo un limón fresco (denominado limón A, o, cariñosamente, Sr. Cítrico). Un segundo limón, que funjirá como limón de control (denominado limón B o Roland Jr.) se quedará en mi casa. Una vez que regrese de ver la película (y si aún conservo la cantidad de neuronas suficientes para seguir con el experimento), colocaré ambos limones en el mismo sitio, y publicaré fotografías de ambos a intervalos regulares. Después de un periodo de tiempo razonable, determinaré, (o mejor dicho, ustedes determinarán y sin saber cuál es cuál) el estado de conservación de ambos.

(Cualquier semejanza con el experimento de las manzanas de Rebecca Wattson no es ninguna coincidencia. Creo que es más que obvio que le estoy robando la idea desvergonzadamente).

Otro estudio que (tampoco) comprueba que la acupuntura funciona

Nature Neuroscience, revista especializada en neurociencias y publicada por la misma casa editorial que Nature, publicó en su versión en línea un estudio llevado a cabo por Maiken Nedergaard y su equipo, del Centro Médico de la Universidad de Rochester que ha sido presentado por sus autores como evidencia del mecanismo mediante el cual ‘funciona’ la acupuntura.

A decir verdad, el estudio tiene sus méritos: presenta algunas ideas interesantes e incluso podría abrir la puerta a aplicaciones útiles.

Y además, no tiene nada que ver con la acupuntura.

¿En qué consistió el estudio? A un grupo de ratones con las patas inflamadas se les insertaron agujas en un punto de acupuntura específico  -denominado Zusanli y localizado también en las patas-, y posteriormente fueron rotadas en intervalos de cinco minutos. Se observó, de acuerdo al estudio, un aumento en los niveles de adenosina, un compuesto natural que funciona, entre otras cosas, como un analgésico local.

Y a partir de ahí, los autores -dando por sentada la eficacia de la acupuntura- saltan a la conclusión  de que la adenosina media en sus efectos y que la interferencia en el metabolismo de la adenosina puede prolongar sus beneficios clínicos.

El hecho de que, ante una lesión, el organismo active mecanismos para regular el dolor es difícilmente una noticia. Sin embargo, el posible mecanismo a través del cual esto sucede es el gran mérito de este estudio, e incluso podría abrir la puerta al desarrollo de un nuevo tipo de analgésicos.

Y es precisamente eso lo que hace más decepcionante el afán de Nedergaard y su equipo por usar el estudio para darle una muy necesitada credibilidad a la práctica de la acupuntura, tarea en la que falla por varias razones:

  • Hay un sesgo muy evidente: el estudio y  el comunicado de prensa que lo acompaña están llenos de falaces apelaciones a la antiguedad y a la popularidad, llegando incluso a mencionar al Internal Revenue Service (la agencia encargada de recaudar impuestos en Estados Unidos y que, por razones obvias, no suele ser citada como una autoridad en temas de ciencia y medicina). Uno de los investigadores del equipo de Nedergaard, Jurgen Schnermann, está casado con Josephine Briggs, directora del Centro Nacional de Medicina Alternativa y Complementaria, agencia gubernamental que ha sido duramente criticada por el poco rigor con el que evalúan las modalidades de medicina alternativa.
  • El estudio presenta algunos problemas: uno de ellos es la escala. Como Orac escribe en Respectful Insolence, las distancia entre el punto en el que se clava la aguja y los nervios y otros tejidos de la pata son de milímetros en el caso de ratones, y de centímetros en el caso de seres humanos. El estudio no especifica los diámetros de las agujas utilizadas, lo cual complica más la cuestión. Será interesante saber hasta que punto las mismas observaciones pueden ser replicadas en humanos.
  • El estudio se limita a un sólo punto de acupuntura. La mayoría de los estudios serios que se han realizado en torno a esta práctica han demostrado, de forma consistente, que no tiene importancia el punto en el que se clava la aguja, dando al traste con el principio fundamental en el que se basa la práctica: la existencia de los míticos meridianos, canales por donde circula el no menos imaginario qi, o energía vital. El uso de algún punto adicional como control hubiese sin duda beneficiado al estudio.

Y es precisamente el uso de ese punto de acupuntura específico el que pone en evidencia el por qué el estudio de Nedergaard, pese a sus méritos, falla al tratar de explicar por qué funciona la acupuntura: ni siquiera es consistente con sus principios.

Como mencionamos anteriormente, el punto utilizado en el estudio de Nedergaard es el denominado Zusanli (足三里) o ST36, uno de los 365 puntos clásicos y que, de acuerdo a los textos en los que se basa la práctica de la acupuntura, está indicado para el tratamiento de síntomas como el dolor abdominal, vómito, diarrea, epilepsia y vértigo. No parece ser una casualidad que el estudio omita mencionar estas indicaciones.

Para que pudiera afirmarse que el estudio observó un efecto consistente con las afirmaciones de la acupuntura, dicho efecto tendría que haber sido aliviar cualquiera de los síntomas mencionados arriba, y no el limitado efecto analgésico local que en realidad se observó.

El estudio de Nedergaard, cuando sea replicado exitosamente por otros investigadores, comprobará la existencia de un mecanismo por medio del cual el organismo regula el dolor de forma local ante una lesión.

La acupuntura, por otro lado, se basa en la creencia de que puntos específicos en la piel regulan la energía vital, y por tanto, el funcionamiento de todos los órganos del cuerpo. Es evidente que ese supuesto nada tiene que ver con las conclusiones del estudio.

Ahora bien, obtengamos algo de perspectiva: ¿qué es lo que realmente afirman los promotores de la acupuntura?

Una búsqueda de Google usando la palabra ‘acupuntura’ nos arroja, como primer resultado, el link del Medical Digitus Deus – Centro Profesional de Acupuntura, en donde se afirma que la acupuntura es apropiada para el tratamiento de parálisis facial, fatiga crónica, gastritis, diabetes, artritis y sobrepeso, entre otras condiciones. Otro sitio afirma que puede usarse para tratar impotencia sexual, problemas de riñón y hemorroides.

Los promotores de la acupuntura han reaccionado a la publicación de este estudio como si en realidad fuese evidencia de algo, pero, ¿cómo explica el estudio de Nedergaard que la acupuntura funcione para controlar el sobrepeso? ¿De qué forma la adenosina liberada al clavar y hacer rotar una aguja puede ayudar a una persona con gastritis? ¿Cómo es que se pueden usar agujas para curar las hemorroides?

Pensándolo bien, hay cosas que quizás sea mejor no preguntar.

El problema del estudio de Nedergaard no son sus conclusiones, sino la forma en que son presentadas de una forma engañosa, con el propósito de darle a la acupuntura una credibilidad que no ha obtenido por mérito propio. Desafortunadamente, los medios no han abordado el tema de forma crítica (no que uno espere que lo hagan), y le han dado a los promotores de esta pseudociencia un arma más para promoverse como una práctica legítima.